sábado, 24 de febrero de 2007

Fascismo deportivo

Hace poco más de un siglo, Europa se vio sorprendida por los fascismos; derecha-militar o izquierda-proletaria, los fascismos sólo aportaron guerras, muertes, pobreza y destrucción social. El resultado de todas esas negativas experiencias fascistas, fue la instauración de la pauta democrática, como guía de aquellos países que se consideren desarrollados. El ámbito político, de momento, está a salvo. ¿Pero y el deportivo?


La situación deportiva actual tiene, bajo mi punto de vista, una gran similitud con las tiranías políticas del siglo pasado. Un ejemplo elocuente del actual estado de los clubes deportivos, es el mejor equipo del siglo XX: el Real Madrid. El club blanco representa el paradigma de club tirano, en sus dos vertientes: presidencialista y deportiva. El Real Madrid ha pasado en cinco años de una dictadura presidencialista, a una dictadura del entrenador, es decir, hemos pasado de un Florentino Pérez capaz de fichar entrenadores y futbolistas por catálogo, a un entrenador italiano malhumorado que dirige y gestiona el club a su antojo. Los dos sistemas han fracasado estrepitosamente, aportando más división, ruido y fractura social que éxitos y títulos deportivos.
Los clubes cada día están más alejados de los verdaderos protagonistas, los aficionados, que ven como se pasa de un extremo a otro sin contar con ellos. El fútbol ha dejado de ser ocio y divertimiento para convertirse en una arma política y social al servicio de determinados lobbies e intereses. El juego cada vez más defensivo y aburrido está convirtiendo el deporte rey en otra cosa bien distinta para lo que se inventó. Las frecuentes e interminables peleas en los campos argentinos, el reciente asesinato de un policía durante un partido de la Liga Italiana o los cánticos racistas pueden ser las consecuencias de este modelo de gestión y management, que no termina de saber acercar el equipo a la afición.