martes, 27 de febrero de 2007

Los médicos, «muy preocupados» por la resistencia del etarra De Juana

Hace un mes, los médicos del hospital 12 de Octubre alertaban a la Audiencia Nacional de que si el etarra José Ignacio de Juana Chaos, en huelga de hambre desde noviembre, «persistía en su actitud», existía un «alto riesgo» de que «a medio plazo» se produjera «una situación irreversible con resultado de muerte o graves secuelas». Dos días después (el 24 de enero) le colocaron una sonda nasogástrica. Entonces llevaba sin comer desde el día 7.

El pasado viernes, cuando el pistolero había logrado ya una rebaja de su condena de 13 años a tres -por decisión del Tribunal Supremo-, se arrancó los tubos con los que los médicos le alimentaban a la fuerza, tras gritos, pataleos y negativas varias. Aseguró que estaba harto de todo, de las mentiras que se decían sobre él -alguna radio sostenía que había abandonado la huelga de hambre- y que no iba a pasar por más pruebas médicas, según confirmaron fuentes de Instituciones Penitenciarias.

Poco antes lo había visitado su abogado y durante el fin de semana lo ha hecho su novia, pero la decisión del etarra no ha variado y sigue manteniendo una postura de «resistencia activa». «Está más inflexible que nunca», reconocen las fuentes consultadas.

La papeleta que tienen ante sí los médicos encargados de su caso no es nada fácil. De hecho, «están muy preocupados» y no han decidido aún qué decisión adoptarán. Los autos de la Audiencia Nacional (en noviembre y en enero) les obligan a alimentar a De Juana contra su voluntad, el problema es dar con la forma adecuada.

Se plantean dos cuestiones. La primera es cómo colocarle la sonda, dado el estado de alteración del recluso. Antes de que se arrancara los tubos, permanecía atado con correajes durante el tiempo en que recibía alimentos; el resto, estaba libre. Dado que ahora se niega rotundamente, sería preciso sedarlo para volver a poner la sonda y mantenerlo amarrado las 24 horas, con el riesgo añadido de ulceraciones y deterioro generalizado.

La inmovilización también preocupa a los facultativos por si De Juana se pone violento y eso acarrea algún problema cardiaco. «La oposición violenta a la alimentación artificial conlleva riesgos de morbilidad y mortalidad (neumonía por aspiración, neumotórax...)», señalaban los facultativos en el informe clínico que enviaron a los jueces a finales de enero.
La segunda cuestión es que los especialistas no tienen claro que restituirle la sonda para que vuelva a comer sea la mejor opción por el riesgo de «síndrome de realimentación». Éste ya fue descrito por los facultativos en el mismo informe.

Falta de literatura clínica

«No ha habido hasta el momento casos descritos en la bibliografía médica de las lesiones que se pueden producir en adultos sanos en huelga de hambre en ciclos de alimentación, ayuno y realimentación -señalaba el jefe de Nutrición Clínica del hospital y dos internistas-. No se conoce tampoco la duración óptima de estos ciclos, si bien está descrito en pacientes muy desnutridos al comenzar el tratamiento de rehabilitación nutricional» el referido síndrome. Provoca arritmias, insuficiencia cardiaca y respiratoria, convulsiones, insuficiencia renal y «puede conducir a la muerte» si no se previene.

Entre el 7 de enero y el 24, periodo en el que el etarra estuvo también en ayuno total (sin sonda), sólo bebía agua, perdió más de diez kilos. El problema es que la fase actual significa un nuevo ayuno después de otro periodo de alimentación, aunque sea artificial. Cada vez tarda más en recuperarse y eso se suma al deterioro general (tuvo un ataque de gota y precisó una medicación especial que no atacara su estómago). Su único objetivo es la excarcelación. La pelota está en el tejado del Gobierno y el juez.

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