martes, 20 de marzo de 2007

¿Una nueva arma contra la malaria?

Un grupo de científicos en Estados Unidos dice haber desarrollado un mosquito genéticamente modificado que es resistente a la malaria.



La idea es que una vez que este mosquito sea introducido en su hábitat natural pueda desplazar a aquellos de su misma especie que sucumben ante el parásito de la malaria.

Los científicos -que publican sus conclusiones en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias- creen que esto podría funcionar para controlar la enfermedad que cobra la vida de un millón de personas cada año.

Pese a que las investigaciones están apenas en etapa inicial, los hallazgos son esperanzadores, según señalan los científicos.

En las pruebas de laboratorio, números iguales de mosquitos "salvajes" y genéticamente modificados se alimentaros de una rata infectada por la malaria.

Resistentes

Al reproducirse, una mayoría de los mosquitos "transgénicos" sobrevivió. Después de nueve generaciones, 70% de los mosquitos pertenecía a la variedad resistente a la malaria.Estos mosquitos modificados no sólo sobrevivían más tiempo, sino que también ponían más huevos.
Los científicos también insertaron un gen de proteína fluorescente en los mosquitos "transgénicos", lo que hizo que sus ojos brillasen con color verde.

Esto les permitía determinar con facilidad la presencia de los mosquitos modificados genéticamente en el experimento.

"Lo que hemos demostrado por primera vez es que los mosquitos que han sido genéticamente modificados para ser resistentes al parásito de la malaria tienen en realidad una ventaja comparativa frente a sus primos, que se alimentan de sangre contaminada con la enfermedad y que viven en su hábitat natural", dijo Jason Rasgon, de la Universidad John Hopkins, en Baltimore, y uno de los científicos que participó en la investigación.

¿En humanos?

¿Podría este mismo procedimiento de modificación genética ser aplicado directamente en los seres humanos?

Pese a que Rasgon asegura que es que teóricamente posible, cree que no funcionaría desde el punto de vista ético.

Aún se está muy lejos de empezar a introducir este tipo de mosquitos al medio ambiente donde se desarrollan.

En todo caso, los científicos afirman que si esto llega a implementarse el impacto sobre el ciclo de la malaria será tal que al parásito le será mucho más difícil restablecerse tras ser erradicado de su vector, en este caso, el mosquito anófeles.

La malaria es endémica en algunas partes de América del Sur, de Asia y de África.

En América Latina, datos publicados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que las muertes causadas por esta enfermedad se redujeron en un 55% entre el 2000 y el 2004.

Según la OPS, la malaria afecta anualmente a entre 350 y 500 millones de personas en todo el mundo. De ellas, apenas un millón pertenecen al continente americano.

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