sábado, 10 de marzo de 2007

Vertedero Güell

• Vecinos del parque gaudiniano denuncian la falta de mantenimiento de la parte trasera del recinto
• Los turistas que llegan desde Vallcarca pasean entre acumulaciones de basuras y excrementos
Hay que verlo para creerlo, pero a diario vecinos y turistas son testigos de que las basuras, los excrementos y los restos desperdigados por la zona boscosa del parque Güell son tan reales como el dragón de Gaudí. Los vecinos del eje de Turull, que se adentra en el pulmón verde, denuncian ahora la degradación y falta de mantenimiento de numerosos puntos del parque.Cansados de ver la parte más negra de esta privilegiada área verde, la asociación de vecinos de Turull ha llevado a la Muestra de Entidades de Gràcia (en el tramo superior del paseo de Sant Joan) una exposición fotográfica de las vergüenzas de la zona. "Nadie lo cree si no se le enseñan las fotos, es increíble que esto pase en el parque Güell", señala Benito Freire, presidente de la asociación.La ruta de la denuncia no alcanza, obviamente, el núcleo histórico y escultórico del parque, pero desde al menos siete accesos traseros y laterales es claramente visible. Por una parte, acumulaciones de bolsas de basura, de restos putrefactos y de toda suerte de trastos. No hay que avanzar mucho para encontrar un sofá abandonado, una lavadora o artículos insospechados. Mención especial merece el apartado de excrementos. Los vecinos han recopilado tantas fotos que, apuntan con ironía, "podría hacerse un concurso". "Lo peor es que muchas porquerías son humanas", señala Freire.Y es que muchos turistas que toman el camino de la Font de Sant Salvador encuentran una curva donde hacer sus necesidades y sin ningún tipo de vigilancia. Los perros también hacen su aportación. "El área para los animales queda lejos de muchos puntos y lo hacen todo por los caminos", detalla Juan Piñol.


VISTAS DE VERGÜENZA


Las peores estampas del parque son visibles desde las viviendas del perímetro y el CEIP Montseny y desde entradas como la del Riu de la Plata. También son frecuentados por turistas los accesos del Coll del Portell, donde los desechos son omnipresentes. Aunque la parada de metro habitual para entrar por la parte delantera del parque es Lesseps, son muchos los visitantes que, guiados por un plano, consideran que la de Vallcarca les queda más cerca y allí se apean. Perdidos por caminos y accesos menos populares, se sorprenden del aspecto de algunos focos de basura, que llegan a retratar.No es el único punto negro. Otros residentes señalan que la zona de la Creueta del Coll suele estar llena de jeringuillas y otros parajes de uso nocturno amanecen sembrados de pañuelos de papel y botellas. En verano, a veces hay turistas y jóvenes que pernoctan en la zona boscosa, incorporada en la denominación de parque Güell, pero que combina parcelas públicas y privadas."Aunque sean solares privados, los propietarios no hacen nada porque la zona está afectada y los que no construyeron antes del 52 solo pueden ser expropiados", cuenta Piñol. La intervención urbanística pendiente en la zona deja en manos de nadie muchos de los espacios.El concejal de Gràcia, Ricard Martínez, que ayer se quedó estupefacto ante la exposición, recordó que tras los daños vandálicos que sufrió el dragón hace un mes ya reclamó más seguridad en el parque y la creación de una coordinadora, integrada por el distrito, vecinos, Parques y Jardines y otras entidades. Se quejó de que las mejoras realizadas en la parte histórica del parque se han saldado con perjuicios en la iluminación de algunas zonas.

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